jueves, 28 de julio de 2011

Allen Ginsberg






(...) que copulaban extáticos e insaciados con una botella de cerveza un
amante un paquete de cigarrillos una vela y caían de la
cama y continuaban por el suelo pasillo adelante y
terminaban desmayándose contra la pared con una visión
del coño supremo y la eyaculación eludiendo el último
hálito de la consciencia
que endulzaron los coños de un millón de muchachas que se
estremecían en el crepúsculo, y al alba se encontraban con
los ojos enrojecidos, pero dispuestos a endulzarle el coño
a la aurora, exhibiendo relámpagos de culo bajo los
graneros y desnudos en el lago (...)

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