miércoles, 10 de agosto de 2011







Pulseras con la palma de Buddha, objetos místicos, minerales que te dejan sin aliento, Ganesha por todas partes... el otro día entré a una tienda esotérica con un olor a incienso que penetraba en la mente y te hacía sentir en paz contigo mismo... hasta que me acerqué a ver los precios y me entraron ganas de matar a alguien.
Es una pena que estas cosas tan bonitas sean tan caras, a algunos les parecerán chorradas, otros se lo tomaran en serio... yo las aprecio (y me atraen) mucho, tienen un valor artístico enorme, una historia... y están envueltos en un aura onírica muy especial.
Puede que esté loca, sí.

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